Transferencia de grandes riesgos de américa latina al mercado internacional de reaseguros

Regulación, costumbres, ejemplos y modelos Javier Campelo, Julieta Sánchez, Joaquín Auza, Josefina Bustelo

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Teniendo en cuenta la importante capitalización que requiere el funcionamiento como compañía reaseguradora, la mayoría de ellas son organizaciones con domicilio en países ‘desarrollados’. Actualmente, las reaseguradoras de mayor tamaño, por su volumen de primas y por su actividad global, tienen domicilios en países como Estados Unidos, Alemania, Suiza, Gran Bretaña, Francia o España.

En muchos países, siendo una industria estratégica para el desarrollo del mercado de seguros y el control de los flujos financieros al exterior, los gobiernos promueven el desarrollo de reaseguradoras de capitales domésticos. Puede que existan tipos de riesgos que las reaseguradoras privadas prefieran no asumir -como sucede con coberturas de terrorismo o catástrofes naturales-, justificando la intervención estatal en defensa del interés público. Por otra parte, la industria reaseguradora, está expuesta a los ciclos de rentabilidad del capital y en ocasiones experimenta grandes fluctuaciones en la experiencia siniestral, que provocan modificaciones en los costos y en las coberturas ofrecidas, posiblemente contraproducentes para el desarrollo de la industria de seguros.

La participación del Estado en el mercado de reaseguros latinoamericano presenta algunas diferencias, propias de las distintas regulaciones. En primer lugar, es frecuente que el Estado limite la posibilidad de asegurar en el extranjero cualquier interés asegurable de jurisdicción nacional. Por ejemplo, en Argentina, la Ley Nº12.988 prohíbe esto, lo cual lleva a que los ‘Grandes Riesgos’ tengan una retención mínima por parte de una Aseguradora Local, que frecuentemente es inferior al 1%. Es importante mencionar que estos ‘Grandes Riesgos’ en muchas ocasiones pertenecen a los Estados Nacionales de los distintos países de la región y, en consecuencia, la Aseguradora Local designada suele ser aquella perteneciente al Estado Nacional del país en donde se encuentra el Tomador. Continuando el caso anterior, en Argentina esta Aseguradora es Nación Seguros S.A. A través de ella debe implementarse la contratación de las pólizas de seguros de todas las entidades públicas nacionales.

Por otro lado, la regulación en los países de la región contempla la participación de los sectores público y privado y promueve, en general, el desarrollo de reaseguradoras de capitales domésticos. A modo de ejemplo, en Brasil, adicionalmente a las Reaseguradoras Locales y Admitidas, existen las Ocasionales. Esta categoría exige a las cedentes la demostración de que la oferta en el mercado local es insuficiente para el riesgo tratado.

En otros países de la región, el incentivo a la existencia de reaseguradoras de capitales domésticos se instrumenta de formas distintas. En Chile, por ejemplo, se establecen requisitos a las entidades extranjeras de reaseguros que incluyen encontrarse clasificadas por al menos dos agencias de reconocido prestigio internacional a juicio de la Superintendencia, en al menos categoría de riesgo BBB o su equivalente y designar un representante en el país. Esto no sería necesario si el reasegurador estuviera inscripto en la Superintendencia.

Usos y costumbres de la colocación de Grandes Riesgos Facultativos en América Latina

Los ‘Grandes Riesgos’ existentes en cada país de la región son generalmente colocados en forma facultativa en el mercado internacional de reaseguros, a través de los principales brokers, quienes tienen acceso directo a los importantes reaseguradores europeos, al ´Lloyd’s Market’ y a otros reaseguradores internacionales.

La razón por la cual estos riesgos se colocan bajo la modalidad facultativa y no se vuelcan a un contrato automático de reaseguros celebrado entre una compañía aseguradora y una reaseguradora es que, por sus elevadas sumas aseguradas y por sus características particulares, no encuadran dentro de los parámetros generales que se establecen al momento de la celebración de un contrato automático entre las partes. Es importante señalar que, teniendo en cuenta las elevadas sumas aseguradas de estos riesgos, las retenciones de las aseguradoras existentes en América Latina son generalmente muy reducidas, y en muchas ocasiones las mismas sólo buscan cumplir con la legislación vigente en la materia.

Las Reaseguradoras Locales constituidas en los distintos países de América Latina también suelen tener retenciones poco significativas y frecuentemente existen al único efecto de cumplir con la regulación vigente. En relación con esto, suele ocurrir que una Reaseguradora Local retenga una porción poco significativa del riesgo y ceda el mismo en retrocesión a las grandes reaseguradoras internacionales. Contrariamente, en algunos países de la región, como es el caso de Argentina, los ‘Grandes Riesgos’ pueden ser colocados en forma íntegra con reaseguradores internacionales, no existiendo el requisito regulatorio de participación de una Reaseguradora Local en la colocación del riesgo. De tal manera, en este país, los facultativos con sumas iguales o superiores a USD 35 millones pueden celebrarse en su totalidad con Reaseguradoras Admitidas, que son aquellas que han decidido no constituirse en país como Reaseguradoras Locales -bajo esta modalidad operan las principales reaseguradoras internacionales en el país-.

Grandes Riesgos de América Latina en el mercado internacional de reaseguros

En Argentina, existen grandes concentraciones de riesgo próximas a Buenos Aires, Rosario (vinculados a azúcar, harina, cárnicos, metalúrgicos, químicos, etc.) y Córdoba (principalmente, automotores). Predominan en el sector energético petroleras, centrales hidroeléctricas, y, crecientemente, instalaciones para energías renovables. La aeronavegación es otra industria que demanda gran capacidad facultativa, incluyendo a Aerolíneas Argentinas, empresa del Estado Nacional.

En Brasil, la economía se concentra en San Pablo, Rio de Janeiro y Belo Horizonte, caracterizadas por ser áreas altamente industrializadas. Los principales riesgos se relacionan a petróleo y gas, minería, banca, energía y telecomunicaciones. Sin embargo, existen también importantes demandas asociadas a automóviles, acero y petroquímicos, ordenadores, aeronaves y bienes de consumo duraderos.

En Chile, el mayor riesgo catastrófico es el de terremoto, especialmente en Santiago, donde existe la mayor acumulación de valores. Las industrias destacadas incluyen energía, acero, minería, pesca y agricultura. El gobierno normalmente no asegura sus propiedades, tales como ministerios u hospitales.

En Colombia, los principales riesgos se encuentran distribuidos en las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena. Los sectores más representativos abarcan petróleo, telecomunicaciones, servicios públicos y retail. Estas cuentas y otros grandes riesgos requieren de apoyo de los contratos automáticos y respaldo facultativo brindado por reaseguradoras internacionales.

En Ecuador, las principales industrias contemplan petróleo (refinerías y otros), energía, bebidas, neumáticos y cemento. También existen riesgos asociados con la agricultura, como las producciones de azúcar, café, cacao, algodón o textiles. Entre los nuevos grandes riesgos facultativos se destacan el aeropuerto y el sistema de metro de Quito (donde se utiliza seguro de Todo Riesgo Construcción).

En Paraguay, la industria posee un tamaño reducido y se centra en Asunción y alrededores. Si bien Villeta y Pilar son importantes zonas productivas, no presentan significativos problemas de acumulación de riesgos asegurados. Los sistemas hidroeléctricos de Itaipú y Yacyretá forman parte de los grandes riesgos colocados mediante reaseguro facultativo. En otros casos se hace uso de coaseguro local.

Uruguay tampoco presenta notables concentraciones de riesgos, y la mayoría de las operaciones se maneja a través de coaseguro entre compañías locales. Los grandes riesgos de incendio más representativos se hallan en rubros como celulosa, papel, telecomunicaciones, electricidad, alimentos, refinería, oleoductos y cemento.

Modelos actuariales para la determinación de tarifas de reaseguros de Grandes Riesgos Facultativos

El seguro cumple un rol fundamental para el desarrollo de las industrias dinamizadoras de los distintos países de América Latina y, dado que los Grandes Riesgos de estas industrias son cedidos mayoritariamente al Mercado Internacional de Reaseguros -con una reducida retención de compañías locales- el reaseguro cumple una función de estabilización de los resultados económicos y financieros, siendo una fuente de capital.

Las empresas, públicas o privadas, y las aseguradoras y reaseguradoras locales deben definir qué riesgos transferir al mercado internacional y cuáles retener. De aquellos que decidan transferir, deben tomar una decisión en cuanto a qué parte del mismo retener y cuál ceder -definiendo Límites/ Sub-Límites y Deducibles / Franquicias-.

A fines de tomar estas decisiones, las empresas mencionadas utilizan análisis técnico-actuariales para determinar los niveles óptimos de retención y las primas de reaseguros para estos niveles de retención. Estos modelos incluyen aquellos recomendados por distintas organizaciones actuariales SOA, CAS, IFOA.

Para la elaboración de estos modelos, empleados al tomar decisiones estratégicas, debe determinarse una función de distribución de la siniestralidad, habitualmente definida por actuarios que interactúan con profesionales de la industria en cuestión (ingenieros, meteorologistas, agrimensores), considerando la experiencia empírica y todas aquellas variables que impacten en la experiencia siniestral.

Las técnicas sugeridas para la obtención de resultados es la simulación, que permite resolver un modelo complejo con una serie de variables aleatorias correlacionadas. El proceso de modelización requiere la elección de una distribución estadística (Log-Normal, Gamma Transformada, Burr, etc.) que se ajuste al fenómeno que se está analizando. Ésta debe ser testeada periódicamente a través de un Test de Bondad de Ajuste, al igual que los parámetros, con el fin de corroborar si efectivamente son los que mejor se ajustan al fenómeno analizado. Por ejemplo, a medida que la cartera crece, considerando la ‘Ley de los Grandes Números’, el desvío estándar de la distribución decrece, lo cual puede requerir que los parámetros sean recalibrados.

El nivel de capitalización de una empresa, una aseguradora o una reaseguradora local es una de las principales variables para tomar decisiones referentes a la cesión de riesgos. Para aquellas industrias con una experiencia siniestral limitada y predecible, el capital requerido -y, en consecuencia, la cesión de los riesgos al mercado internacional de reaseguros- podría ser menor que para aquellas con una experiencia siniestral más volátil. La compañía tendrá que definir un capital ‘target’, dependiendo de su nivel de aversión al riesgo. Por ejemplo, podría decidir que su objetivo es tener un nivel de capitalización que, con un 99 por ciento de probabilidad, sea suficiente para cubrir una experiencia siniestral desfavorable.

Una vez que la función de distribución de la siniestralidad es determinada, la necesidad de la utilización de capital propio por parte de esta entidad para alcanzar dicho objetivo podría ser más alta o baja, dependiendo del tipo de colocación facultativa y de los niveles de retención del riesgo. Por lo tanto, las decisiones en relación al reaseguro dependerán del nivel de capital con el que una compañía cuenta para acompañar su proceso de crecimiento.

Por ejemplo, en el caso de una aseguradora o de una reaseguradora local, su capital podría ser del 150% de sus primas. No obstante, considerando su nivel de aversión al riesgo y la distribución de la siniestralidad, su objetivo podría ser tener un capital que iguale el 200% de sus primas. En esta situación, el reaseguro representa una solución, siendo una fuente de capital para financiar las actividades de la compañía. Definiendo un esquema de cesión en reaseguro conveniente, la necesidad de capital propio puede ser reducida al nivel que la compañía efectivamente tiene disponible para su operación.

A los fines de determinar el capital requerido para su actividad pueden considerarse diferentes métodos, siendo frecuentemente utilizado el ‘Tail Value at Risk’ (TVAR). El TVAR (Alpha) varía teniendo en cuenta la distribución y los parámetros seleccionados para el riesgo y también de acuerdo con el programa de reaseguros seleccionado. Así, la empresa puede calcular diferentes valores que corresponderían para distintos niveles de retención.

Como ejemplo, se exponen a continuación los valores de TVAR (99%) y Tasas de Siniestralidad Esperada para una aseguradora que utilizó estos modelos para la toma de decisiones estratégicas:

TVAR (99%) Relación de pérdida esperada
Retenida Cedida
Sin Reaseguro 2,10 35,50% 0%
Límite 60% xs Prioridad 95% 1,61 33,60% 1,90%
Límite 60% xs Prioridad 75% 1,48 31,80% 3,70%

De tal manera, y teniendo en cuenta: a) su grado de aversión al riesgo; b) su nivel actual de capitalización; y c) su capacidad para soportar un crecimiento en la producción, la empresa definió la contratación de un programa de Stop Loss, con un Límite del 60% y una Prioridad del 75%.

Además, utilizando el mismo modelo, esta empresa determinó el costo de diferentes programas de reaseguro y utilizó este análisis para exponer sus argumentos, ante su panel de reaseguradores, logrando reducciones significativas en la renovación de sus contratos.

Javier Campelo es graduado de la Universidad de Buenos Aires de las carreras de Licenciado en Economía (Cum Laude) y Actuario, y ha realizado sus estudios de postgraduación en Estados Unidos, siendo uno de los pocos actuarios del continente que es también Asociado de la Sociedad de Actuarios de dicho país. Cuenta con una variada trayectoria en la industria financiera y de seguros, que combinó con su experiencia profesional en Estados Unidos, Europa y América Latina, ocupando cargos de Gerencia Técnica en importantes reaseguradoras. Es fundador de Re Consulting, consultora actuarial que presta servicios a clientes de los sectores de seguros y financieros en toda Latinoamérica.
Julieta Sanchez is estudió Actuario en Economía en la Universidad de Buenos Aires (UBA), hizo una Diplomatura en Geomática aplicada a la Producción Agropecuaria dictada por el Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich en conjunto con la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y es doctoranda del Doctorado de la UBA, subárea Actuarial. Cuenta con 7 años de experiencia en la industria de reaseguros con clientes de Latino América y 4 años de experiencia como investigadora en el Centro de Investigación en Métodos Cuantitativos aplicados a la Economía y la Gestión (CMA) perteneciente al Instituto de Investigación en Administración, Contabilidad y Métodos Cuantitativos Aplicados a la Gestión (IADCOM) de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la UBA. Actualmente se desempeña como Gerente de Producción en Guy Carpenter Argentina.
Joaquín Auza es Route-to-market planning Manager en Mondelēz International (nov 2021 – presente). Se desempeñó como líder de Algoritmos de Ventas en Anheuser-Busch InBev (dic 2020 – nov 2021) y como consultor actuarial en Re Consulting (jul 2019 – nov 2020). Es Actuario en Economía (UBA) y colaborador en las materias Análisis Numérico y Computación Científica Actuarial. Ganó el Premio Ing. Ricardo S. Carbajo (2019), y fue segundo puesto en el Premio Nacional al Estudiante Investigador en Ciencias Económicas (2019).
Josefina Bustelo es estudiante avanzada de la carrera de Actuario en Administración de la Universidad de Buenos Aires. Cuenta con experiencia en consultoría actuarial y actualmente se desempeña como Analista Actuarial Junior en Zurich LatAm.

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