La importancia del profesionalismo

El equilibrio entre el trabajo y la vida personal en el ámbito actuarial Rodrigo Silva

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Hace unos meses, en un vuelo comercial de pasajeros que cubría una ruta local en Colombia, hubo una emergencia: minutos después de iniciado el vuelo, el avión perdió su tren delantero de aterrizaje.

Se declaró emergencia, de tal manera que el avión empezó a sobrevolar para consumir combustible y, mientras tanto, el aeropuerto se preparaba para recibir un aterrizaje de emergencia. Se dispusieron los equipos de bomberos y ambulancias, al tiempo que los vuelos tanto nacionales como internacionales que estaban programados para llegar al aeropuerto fueron dirigidos a otras ciudades y, por supuesto, ningún avión podía despegar de la pista.

Los videos del aterrizaje que compartieron en redes sociales son impresionantes, en el interior del avión todas las personas están muy nerviosas, mientras la azafata hace las indicaciones antes del aterrizaje de cualquier vuelo: “se le solicita a los pasajeros permanecer en sus asientos con su cinturón de seguridad, muchas gracias por su colaboración”. Uno de los videos que tomaron desde el aeropuerto, muestra que la aproximación a la pista es como cualquier aterrizaje normal, inicialmente tren posterior de la aeronave toca suavemente la pista, mientras que la nariz se va agachando y cuando el tren delantero toca el suelo, empiezan a salir chispas de lo que queda del tren delantero, las cuales alcanzan a llegar al fuselaje e incluso los motores, mientras el avión se va deteniendo lentamente, lo cual finalmente sucedió, el avión no se salió de la pista, ni siquiera se desestabilizó en el forzoso aterrizaje, visto desde lejos y excepto por las chispas que salieron del suelo, el video muestra un aterrizaje “normal”.

Dicho aterrizaje fue exitoso, gracias a la pericia que tuvo el piloto quien, junto con todo el equipo de apoyo tanto en cabina como en tierra, tomaron todas las decisiones que condujeron a que este aterrizaje hubiera terminado bien. Es decir, gracias al entrenamiento, cabeza fría y ejecución precisa de un equipo profesional, fue posible que una situación de emergencia hubiera terminado de la mejor manera posible. Dicho de otra manera, gracias al profesionalismo con el que actuó todo el equipo que tenía a su cargo el vuelo, fue posible que todo saliera bien. En este artículo voy a sintetizar las conversaciones que tuve respecto del profesionalismo con presidente de una aseguradora y con el director de actuaría de Fasecolda (Federación de Aseguradores Colombianos).

Altos estándares

Se puede decir que nuestra profesión actuarial es, en general, una asesoría en temas de riesgo es por definición la ciencia que construye escenarios de toma de decisiones a cualquier nivel y por lo tanto, se requieren altos estándares de profesionalismo para generar los grados de confianza necesarios en la toma de decisiones.

La formación académica no necesariamente prepara a sus egresados para enfrentar algunas situaciones de la práctica de la profesión, pues hay un alto grado de instrucción profesional o técnica, pero no tanto en ética y profesionalismo o en estándares, lo cual es muy importante porque en algunas ocasiones, debemos atender decisiones que no parten de problemas técnicos, sino de perspectivas humanas, para las cuales, el profesional debe estar preparado.

Profesionalismo

El profesionalismo se puede ver como equilibrio, es decir, un actuario debe obrar con gran dosis de prudencia, pero el actuario también debe aportar una gran claridad, para que la mencionada prudencia no termine en parálisis, ya que esta última no produce resultados.

No hay mucha diferencia en la percepción del profesionalismo en Colombia y en otros países de la región, el profesionalismo en Colombia estaba basado en la autogestión de cada profesional, hasta antes de la vinculación como miembro pleno de la Asociación Colombiana de Actuarios con la “International Actuarial Association” (IAA) en el 2013, a partir de ese momento se comenzaron a ofrecer cursos de profesionalismo, los cuales están alineados con estándares internacionales, lo cual también significa aprendizaje continuo y estándares de práctica actuarial. En este mismo sentido, en otros países de la región, el profesionalismo está ligado al vínculo de las agremiaciones actuariales de cada país, con la IAA.

En Colombia hay varias exigencias normativas en el sentido de incorporar mecanismos de actuaría en las diferentes líneas de defensa de las instituciones aseguradoras, es decir, estamos yendo hacia la madurez de entender actuaría como necesaria en todo tipo de decisiones por parte de las aseguradoras.

Organizaciones actuariales

No hay mucho conocimiento en la industria y en el gremio de las aseguradoras sobre otras asociaciones actuariales a nivel nacional o internacional, a nivel internacional, las asociaciones de EE.UU. son muy prestigiosas, en el caso de profesiones distintas a la actuarial, puede suceder que algunos profesionales las utilicen para obtener su tarjeta profesional, es decir, que solo las consideren necesarias para hacer este trámite.

Las asociaciones profesionales en muchos casos son inocuas, se requiere que ellas tengan la capacidad de ser habilitantes de los profesionales que reúnen y también deben ser fuente de conocimiento y referencia de la profesión.

El hecho de que un actuario pertenezca a una asociación actuarial que siga estándares internacionales, transmite un nivel de certeza acerca de la manera como el profesional adscrito a dicha asociación profesional desempeña su trabajo, la membresía de la asociación debe ser sinónimo de reconocimiento, se constituye en un elemento diferenciador, no solo de las calidades técnicas, sino éticas y profesionales, es decir se trata de un profesional integral, lo cual se refuerza cuando hay faltas graves, en cuyo caso, la asociación debe seguir un proceso que castigue de manera adecuada a quien falle en el ejercicio de la profesión.

Conclusión

La vida financiera de empresas y personas que toman un seguro, de los beneficiarios de la seguridad social (salud, pensiones, riesgos laborales, etc.), está en manos de nosotros como actuarios, de tal manera que el profesionalismo debe ser parte de la práctica diaria de nuestra profesión, nuestro profesionalismo se pone a prueba en circunstancias difíciles, en el caso del vuelo comercial que empezó de manera “normal” pero que, debido a las circunstancias, se convirtió en una emergencia, la situación fue manejada de manera profesional por todos los que intervinieron, de tal manera que la situación se pudo controlar y el desenlace de la misma, si bien es cierto que ocasionó traumatismos, no se convirtió la tragedia que hubiera podido ser.

El hecho de que asuntos del interés del público en general sean debidamente manejados por profesionales, hace que en circunstancias tanto normales como excepcionales, se le de mayor importancia al beneficio del público en general que al de una persona en particular y por lo tanto, el desenlace de los acontecimientos redunda en beneficio del público, al cual tenemos el honor y el privilegio de servir.

Agradezco a Juan Enrique Bustamante (CEO Seguros Mundial S.A.) y Oscar Velandia (Director Actuarial de la Federación de Aseguradores Colombianos – Fasecolda) por las ideas que compartimos en la conversación que tuvimos. Los errores, omisiones o indebidas interpretaciones que se puedan aparecer en este artículo, son mías.

Rodrigo Silva, ASA, FCA, Director actuarial de Habitudes, una boutique de consultoría analítica. Reside en Bogotá, Colombia, Sudamérica.

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